El escándalo de Antena 3

Martes, 11 de noviembre 2003

215 ha sido la cifra final de despidos aceptada por el Ministerio de Trabajo

¿Qué se puede decir? Cifras infladas, fusiones para ser grande y finalmente el efecto adverso previsible pero no por ello menos desagradable: la regulación de empleo. De momento 215 empleados que un día se asoman a nuestras pantallas como personas afables y cercanas, algunos incluso jugándose la vida en Irak, pero en cualquier caso trabajando, y de repente por sorpresa como el peor de los sueños amanecen sin poder atravesar la puerta de la cadena. Así juega Lara y su Planeta desde su entrada masiva en Antena 3. El 10 de noviembre ejecutaba sin previo aviso el Expediente de Regulación de Empleo para 215 empleados, entre ellos caras de toda la vida como Rosa María Mateos. Aunque el número de afectados por el ERE cae, ello no lo hace menos brusco. Para todos una indemnización de 30 días por año trabajado más 3.000 euros lineales, indemnización que la empresa dice aumentará en 12.000 euros si antes del 17 de noviembre se desconvoca la huelga. Lo peor, que el Ministerio de Trabajo lo haya aceptado pero este es uno de los grandes males de la globalización. Se acepta el ERE reconociendo el Ministerio que Antena 3 "debe actuar emprendiendo acciones que le permitan volver a su propia actividad", ¿acaso no la desarrollaba? Debe querer decir la resolución que su negocio es ganar dinero y ser rentable, y no lo estaba siendo pero ese tal vez se solucione con una mejor gestión y no lanzando entre otros un Bus que no puede ni en un principio competir con su rival y sin embargo tiene altos costes de producción. La buena gestión comienza, es cierto, por el rendimiento del capital humano pero se mantiene y crece con el buen rendimiento de los costes y el capital.

En principio la historia tiene un final no tan amargo con la disolución de la huelga lo que se supone es el fin de una tensa crisis que ha dejado secuelas en audiencia e ingresos -si es que pensamos sólo en términos de credibilidad ante el planificador y comprador y, por tanto sólo en términos de eficiencia empresarial-, pero las peores son las internas, esas que sólo un buen TAC observa. El hecho es que la cadena está rota y el hábil Lara se "lava" las manos dando un público apoyo a Carlotti, palmadita en el hombro que deja en él la huella de culpable. Así es previsible adivinar cuál puede ser el siguiente eslabón en caer en una cadena que parece está rota.

Con todo podemos alegrarnos al comprobar que 136 trabajadores del medio, al menos en una primera instancia, han quedado a salvo. En cualquier caso resulta difícil que empresa y los que se quedan resuelvan sus controversias, más cuando muchos de ellos han comprobado cómo son las reglas del juego al ver que sus compañeros, hoy en la calle, -y seguro que todos buenos profesionales- se enteran de su despido cuando el vigilante no les deja ni atravesar la puerta. Lo peor de la peste no es pasar la herida y someterla a cura, sino el ambiente y el olor que deja.


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