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Emprendedores 2.0: nada que ver con las startups

Miércoles, 20 de julio 2011

"Mi deseo de verano: que crezca el número de emprendedores dentro de las empresas grandes, pequeñas, públicas, ong’s. Que crezca!"

Cuánto me han hecho reflexionar las palabras y consejos de un gran amigo y además colega de asociación  (ADigital) que me recomendaba hace varios meses, tras contarle mis proyectos empresariales, lanzarme en solitario para poder llevarlos a cabo.

 

 

Según su punto de vista, fruto de la experiencia en grandes grupos empresariales, la mejor manera de poder lanzar proyectos nuevos, innovadores y donde la ilusión y entusiasmo juegan un papel importante, es trabajando en solitario, en la forma de una start up. No sólo está convencido de esta idea, sino que además, me explicaba lo frustrante que sería conseguir realizarlos dentro de un grupo empresarial consolidado e internacional: procesos ya establecidos, cambios de prioridades para un equipo con prioridades previas, re aprendizaje en herramientas que quizás desconozca el equipo existente, comodidades, intereses, políticas internas… frustrante, al fin y al cabo, para mí y para la propia organización.

 

 

Tras varios meses de reflexión (siempre le agradeceré su tiempo y sinceridad conmigo), estoy convencida que el ser emprendedor, nada tiene que ver con una startup …o no debería. El emprender un proyecto, una ilusión, un negocio, no tiene que ver con el tipo de empresa: sino fundamentalmente con el tipo de problemas y con el tipo de soluciones que existen: es decir, desconocidas. Problemas desconocidos, soluciones desconocidas son típicas de las startups, pero también de empresas ‘analógicas’, de gobiernos, de ong’s …de todo tipo de negocio….y  de personas.

 

 

Como decía CS Lewis: “Existe un horror a lo mismo de siempre: hay una necesidad de experimentar el cambio”. Y yo digo: en algunas personas: sí. Da igual que esa persona esté dentro de un gran grupo empresarial internacional o si acaba de lanzar un negocio: la reacción ante lo desconocido, la necesidad de experimentar debería ser la misma. Porque el ser emprendedor no lo determina dónde trabajes, sino de qué manera trabajes. Creo en el emprendedor en un puesto de administración, de logística, de marketing… El problema aquí es cómo las grandes empresas se enfrentan a estos problemas desconocidos típicos de una startup, y cómo los solucionan: los ignoran o los manejan como problemas conocidos y de esta manera fallan?. (Nathan Furr ha escrito bastante sobre este tema) Quizás el emprendedor tenga voluntad en cambiar las cosas y por ello, le sería mucho más fácil hacerlo en solitario, sin políticas en la espalda, sin procesos, intereses ya creados a lo largo de los años… pero sería una pena que las grandes empresas y grupos empresariales nacionales e internacionales se quedaran sin  emprendedores en plantilla.

 

 

Leía hace varios meses el maravilloso libro de Schopenhauer “El arte de tener siempre la razón” y una de las cosas que decía en él, era que “en general, una onza de voluntad pesa más que un quintal de inteligencia y convicción” : ¿Es esto aplicable dentro de una organización grande o mediana? ¿Dentro de las instituciones públicas?  ¿No creéis que debería ser así? Yo sí.

 

 

Mi deseo de verano: que crezca el número de emprendedores dentro de las empresas grandes, pequeñas, públicas, ong’s. Que crezca! Y que éstas empresas tengan esa mentalidad emprendedora que se necesita para desarrollar sus ideas.

 

 

Los consejos de mi amigo me han dado mucho más ánimo y voluntad de acción…dentro de mi grupo empresarial por el momento. Como dijo Dante en su maravillosa  Divina Comedia (lectura recomendada para verano, por cierto) "si sigues tu estrella, no puedes por menos de llegar a glorioso puerto".

 

 

Sigamos nuestra estrella. Estemos donde estemos.


Marta Rodríguez

Directora general de Mediaprism


 
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