Mil millones de dólares (765 millones de euros) ha sido la cifra que ha pagado Facebook por hacerse con la comunidad de fotografías vintage más famosa, Instagram, que vuelve además a ser noticia sólo una semana después de aparecer en su versión Android.
La cantidad reembolsada viene justificada en los principales foros de negocio digital no por la adquisición de una herramienta, sino por la compra de una comunidad de verdaderos entusiastas de la fotografía con filtros y, sobre todo, de su compartición. Porque eso es precisamente Instagram: una comunidad de usuarios, nada menos que unos 30 millones. A ello también se ha unido el objetivo de hacer frente a la aparente facilidad de la firma Google desarrollando plataformas, manteniendo bien cubierto el terreno de la compartición de imágenes y álbumes con una más que digna aplicación disponible en Android.
Todo ello ocurre poco tiempo antes de la salida a bolsa de la firma de Zuckerberg, que ha afirmado tras la compra haber estado centrado desde hace tiempo en ofrecer la mejor herramienta para compartir imágenes con amigos y familia, algo “de lo que estamos más cerca con el equipo de Instagram”. Eso sí, la aplicación se mantendrá independiente, o al menos es lo que han confirmado desde las propias oficinas de la compañía, que cuenta con trece trabajadores, a través de su presidente Kevin Systrom.
