"Identidad 2.0", por Marta Rodríguez

Martes, 08 de mayo 2012

"Avanzaremos y disfrutaremos más el mundo digital en cuanto seamos más capaces de mantener y agarrarnos al contacto con lo físico"

Aún sigo sin comprender por qué hay absoluto silencio sobre la noticia de marzo- abril según la cual en EEUU se ha aprobado la ley de implantación de un microchip en las personas, como reforma sanitaria del 2013, según la cual, aparentemente dicha implantación será obligatoria (en la mano o en la frente de las personas –aún sin aclarar-) y cuyo uso, en principio, es solamente médico.

 

Este micro chip en principio debe contener datos personales y  el historial médico; debe ser actualizable, para ver si se está al corriente de pago y en un primer momento se desconoce si la idea es incluir también datos económicos del individuo.

 

Mi cabeza estalla al poner sobre la mesa dos ideas completamente opuestas: por un lado, me siento una gran defensora del mundo digital: creo firmemente en el avance que supone para los individuos digitalizarse para facilitar muchos aspectos de la vida diaria: compra online, información de Internet, coches que conducen solos, avances médicos, comunicaciones globales, información inmediata al alcance de la mano, desaparición del dinero físico, etc.. Todo ello repito, porque creo firmemente que facilitan la vida diaria, o dicho de otra manera: me ayudan a dedicar tiempo a lo que realmente me gusta.

 

Por otro lado, no puedo evitar sentir verdadero pánico al vernos dirigidos, o al dirigirnos motu propio (quizás sin demasiada reflexión) hacia una etapa en la que todo esté más organizado, evitando quizás momentos profundos o dramáticos de crisis, una sociedad ‘estable’ pero en la que suprimimos libertades muy importantes.

 

Veo que los movimientos que se están produciendo a nivel mundial (quizás incrementados por los momentos difíciles económicos en los que todos estamos inmersos) producen unos cambios en los que se está intentado evitar errores cometidos en el pasado. Mi miedo: que se comentan errores aún mayores. No me gustaría que se perdiera lo mejor de esta sociedad actual (y de anteriores) por intentar crear una sociedad más estable.

 

Mis reflexiones me llevan a profundizar en la importancia de evitar esta pérdida de lo mejor del ‘mundo analógico’: la importancia de amar el campo, la naturaleza, el amor por el sonido del campo y del mar. La importancia de amar la pintura y el arte, lo vital de ejercitar ‘la creación’ de arte, ya sea pintura, escritura, escultura… debemos desarrollar la imaginación, las ganas de pensar. 

 

Seremos digitalmente más perfectos en cuanto seamos capaces de mantener lo analógico presente. Avanzaremos y disfrutaremos más el mundo digital en cuanto seamos más capaces de mantener y agarrarnos al contacto con lo físico.

 

No creo que la implantación del chip sea algo que determine nuestras vidas, en el sentido que ya estamos controlados voluntariamente de otras muchas maneras en el día a día (las búsquedas que hacemos en Internet, tarjetas, móvil…) y que no hayamos aceptado como algo básico en nuestra vida. Lo que sí creo es que al romperse la barrera del ‘intermediario’ (no es lo mismo para mí que sea mi móvil el que contenga toda la información económica y personal sobre mí, que en cualquier momento puedo dejarlo en casa y pueda así decidir alejarme de todo eso) que sea inevitable el llevar ‘a cuestas’ esa información…. Quiera o no quiera.

 

¿Es un salto cualitativo importante? Yo creo que sí. ¿Es inevitable? : supongo que forma parte de la evolución social que hemos ido creando. ¿Qué me gustaría? Que seamos conscientes de lo que ello significa, que se hable de ello, que se pongan sobre la mesa los temas que ello supone y que podamos ‘ser libres’ para decidir hacerlo’ o no. ¿Y en caso de tenerlo implantado todos nosotros? : Compensar con el amor al campo, a la naturaleza y a las actividades de creación artística de alguna manera. Compensar con lo analógico lo más que podamos. Libros físicos incluidos.

 

Marta Rodríguez

@MartaRodriguezA


 
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