"Inexperta 2.0", por Marta Rodríguez

Miércoles, 23 de mayo 2012

Marta Rodríguez matiza su anterior firma "Identidad 2.0" y rectifica su premisa sobre la obligatoriedad de la implantación de microchips en EEUU

Me acabo de llevar una gran alegría al darme cuenta que pese a mi madura edad, sigo cometiendo fallos de adolescente y de recién aterrizada en el mundo de la información y comunicación. Mi artículo anterior en este mismo medio titulado "Identidad 2.0" es fruto de un bulo periodístico, ya que falsa es la premisa inicial en la que afirmaba que el congreso en EEU Uhabía aprobado que fuera obligatoria la implantación en el ser humano de un  micro chip.

 

 

 

Si es bien cierto que se implantaron microchips en el ser humano -si mi memoria no funciona mal- en la época de la guerra de Corea y se llegó a realizar de manera experimental por EEUU durante la guerra de Vietnam, no ha llegado a aprobarse la realización del proyecto.  Sí es cierto, que una de las cosas que me espantan del proyecto y de la idea experimental, es que siempre se ha argumentado a favor de la implantación del microchip como mejora en la calidad humana. Reitero la reflexión que hice en mi artículo  "Identidad 2.0" sobre la importancia de no perder el mundo analógico para evitar perder las cosas buenas del mundo 1.0.

 

 

 

Cincodias.com, en 2002, hablaba, en un artículo titulado "Chips en humanos, un informe digital bajo la piel" en el que se habla claramente de la implantación de un  micro chip en algunas personas que así lo han solicitado. Y sin contar aún con la aprobación de la FDA (Food and Drug Administration), ya hay un número desconocido de humanos y millones de animales que lo tienen implantado, como una especie de registro mundial. Y hay supuestamente tres empresas que producen y comercializan el chip: Applied Digital Solutions (ADS) (existe un spot de publicidad de aceptación del micro chip indicando las ventajas del mismo para los seres humanos) y sus subsidiarias: Digital Angel Corporation y VeriChip, aunque la implantación aún no está aprobada.  

 

 

Si bien puede ser cierto que las “ventajas” que puede ofrecer la implantación del microchip en cuanto a aplicaciones médicas (orientación a personas ciegas, tratamiento de manías obsesivas, detección de problemas de diabetes,  rastreo del virus VIH, para ayuda y tratamiento de enfermos de Alzheimer, etc.)  en cuanto a aplicaciones económicas (para  evitar pérdidas o robo de efectivo o tarjetas de crédito, o para obtener la facilidad de no tener que pagar con efectivo o tarjeta de crédito),  aplicaciones de seguridad (tráfico de inmigrantes, aeropuertos, control de pasajeros,  facilidad de  inscripción rápida y precisa de los alumnos, confirmación de asistencia, evitación de secuestro de niños…) También se ha hablado ya de que la “tecnología involucrada” -otro de los nombres que recibe esta implantación-  no es excesivamente cara, ya que se paga por el servicio como en el caso de la tecnología móvil.

 

Pero yo no dejo de preguntarme cuál sería la finalidad real y última de esta implantación de los microchips. Reflexiono sobre ello y me pregunto: ¿sería el principio sólo de las ventajas mencionadas anteriormente o un paso más en el control de la humanidad  con clara utilización política?  ¿estaremos algún día tentados, bajo premisas atractivas aunque espurias a acceder a esta implantación, pensando sólo en las posibles ventajas? ¿Es ése el uso que queremos darle a la tecnología, a la digitalización?

 

Mi inexperiencia ya aceptada, aprobada, demostrada y puesta en bandeja para todos vosotros, demuestra que aún estamos lejos de vernos en esta situación. ¿Qué lejos estamos? Hoy, no lo sé. Como decía Shakespeare en "Medida por Medida", "a fin de cuentas, lo cierto es cierto".

 

Un abrazo agradecido a todos,

 

Marta Rodríguez Aineto

@MartaRodriguezA


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