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Luis Casadevall entrevista a Marçal Moliné, en Encadenadas

Viernes, 24 de octubre 2008

Dos grandes de la publicidad española nos regalan una foto de 1978 en la que aparecen juntos.

 

Casadevall y Moline 1978

Luis Casadevall: Te voy a hacer una pregunta absolutamente inaceptable. Por supuesto puedes mentir como un bellaco, pero me gustaria que fueras sincero por aquello del ejemplo. ¿Qué edad tienes Marcal?

 

Marçal Moliné: Nací en el 36. Ahora tengo 72, o sea el doble. No estoy todavía considerando el quitarme años.


Luis Casadevall: Sigues trabajando a un ritmo que cuesta seguirte. ¿Aceptarias ahora crear un proyecto que te ilusionase mucho?

 

Marçal Moliné: No paro de meterme en proyectos que me ilusionan mucho. De no ser así, no sería un publicitario. Trabajar en lo que te gusta es calidad de vida, y eso es lo único que importa a los 72. Carpe Diem.

 

Luis Casadevall: ¿Dónde crees que hiciste tu trabajo creativo mas radical, en Carvis o en MMLB? ¿Donde disfrutaste más en Carvis o en MMLB?

 

M. Moline

 

Marçal Moliné: En Carvis era abrir puertas a la innovación, y a la profundización del oficio. Recuerdo, por ejemplo, que una vez a la semana los creativos nos quedábamos a comer bocadillos para leer a McLuhan con Carlos Rolando que hacía de mentor.

 

MMLB fue una gozada. No nos preocupaba el que aquello tuviera una proyección en el sector o no: lo que nos motivaba era el trabajo que teníamos sobre la mesa cada día. El dar el máximo de lo que éramos capaces con clientes que nos pedían más y más. Fue la década de los 70.

 

Pero quizás cuando más he disfrutado es en la década de los '80, asociado con Publicis. No había límites. Muchos de los clientes eran de dimensiones razonables que te facilitaban hablar y colaborar directamente con el Director o el Amo. En esta época pasé olímpicamente de lo que pensara el sector: estaba convencido de que nuestros trabajos no interesaban ni eran comprendidos por los colegas, porque no seguían ninguna tendencia o moda. Cada caso era un reto, y el reconocimiento eran los resultados, las ventas. ¡Fenomenal!

 

Luis Casadevall: Eres el unico creativo que he conocido en mi vida que cuando salía una gran idea, no importaba si era tuya o no, te tirabas al suelo como Nadal cuando gana un partido de tenis. ¿Lo sigues haciendo?

 

Marçal Moliné: Vamos, Luis, ¿y eso lo dices tú, el entusiasmo en persona? Mira que te he visto, mira que hemos trabajado juntos, y ¡menudas euforias lanzas tu por los pasillos!

 

Luis Casadevall: ¿Crees que se te ha reconocido lo suficiente el que hayas sido el mejor creativo español de todos los tiempos?

 

Marçal Moliné: ¡Vade retro, Satanás!

 

Luis Casadevall: ¿Cómo un profesional que dedica gran parte de su vida al oficio de crear campañas es capaz de convertirse en un teórico?

 

Marçal Moliné: Anda, ¿y quién no?

Esto nuestro de la creatividad publicitaria es una artesanía, un oficio. Mi abuelo era un artesano - escultor tallista, creaba los ornamentos en madera que llevan los muebles Luis XIX, por ejemplo. Pero en el altillo de su taller, por encima de sus gubias, tenía una amplísima biblioteca con fotografías y tratados acerca de los estilos ornamentales. (La "hoja de acanto", cómo se interpreta en una columna dórica, en un altar barroco, en una mesa modernista).He pensado más de una vez que aprendí de él el afán del artesano de ser insaciable por saber sobre lo que uno hace. Pero evidentemente eso es lo que tenemos todos en común en nuestro oficio.

 

Luis Casadevall: ¿Cómo consigues explicar de la manera más racional del mundo el hecho de tener ideas?

 

Marçal Moliné: Es que las ideas son fruto de la razón. El razonamiento, el raciocinio, el silogismo, es el sistema oparativo que tenemos instalado en nuestro cerebro, tanto para deducir como para crear. ¡No íbamos a funcionar con doble sistema operativo, Mac y PC, en un mismo cerebro! Por lo tanto, es muy fácil explicar algo que está en la mente de todos, que todos podemos imaginar, descubrir, aplicar: la creatividad.


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