"Mensajes", por Emilio Pila

Jueves, 22 de diciembre 2011

Os dejamos la última firma del director online de CHEIL publicada en el número de diciembre de la revista Interactiva

Once millones han enviado un mensaje a ZP y su gestión de la crisis, votando al PP. Once millones de mensajes para un respetable señor, que no daba a cambio ningún mensaje, aunque rompía en Twitter. Su mensaje era quizá la ausencia de éste, así como el de los españoles ha sido ponerle los cuernos literales y bíblicos al señor de las cejas en escuadra.

 

A las personas que además pretenden, pero bueno qué osadía, seguir siendo ciudadanos, y que han expresado su queja en las calles, se les ha acusado de falta de profundidad intelectual, vamos, de falta de mensaje. Nuestra industria se lo ha devuelto en forma de asamblea para una tarifa móvil mejor.

 

Soportes y medios innovan y negocian, rapelan y escalan, muchas veces sin tener en cuenta el mensaje. Un olvido sin importancia. La intrascendencia de dejar al muerto fuera del ataúd, o estrenar una exposición sin los cuadros es muy de García Márquez. Ah!, Pero es que ya tenía reservado hora y lugar. Se cumple la máxima literal de que el medio es el mensaje. Y para demostrarlo, el mensaje de las agencias de medios es claro: lo quieren todo, sólo falta convencer a los creativos y al cliente para sacar el primer plan de medios en blanco. Eso sí que es contracultural.

 

El creativo clásico hace tiempo que espera su final de forma natural, aferrándose a lo que conoce, que es muy válido. Su error, está en no aceptar lo que está por venir. Pero para todos marca el reloj y hace tiempo que intuyo que incluso el creativo interactivo empieza a dar señas de agotamiento. Aún cuando hay miles de profesionales que siguen pidiendo emails en alta o en pantones, los otros miles, que trabajan todos los días con micros, banners, emailings y virales, viven una especie de largo estancamiento dentro de la madurez del sota, caballo y rey del digital. El flash ha muerto. Otro mensaje.

 

Choca mucho con el nuevo paradigma digital que está viviendo el mundo, con el auge de las redes sociales, la interconexión mundial y los avances tecnológicos. La clave no está en pensar cuál es la forma de colocar un anuncio dentro de estos nuevos soportes multiplataforma. Se trata de aprovechar la plataforma en beneficio de las personas, y aumentar así la consideración (experiencial, medible y de retorno también) para una marca.

 

Por eso, hoy en día, las ideas han dejado de tener valor en el vacío. Más que nunca, los mensajes no valen para nada, nadie escucha, nadie reflexiona, nadie lee, nadie está atento, no ya al detalle, sino a la persona que tiene delante. Zapeas cada 30 segundos, no puedes leer un libro. Te cuesta entender un email largo, las películas las abandonas o eres capaz de ver 3 series a la vez. Cuando viajas, ves una ciudad en 2 horas. Un museo en 30 minutos. Ah, ¿que había museo?

 

La conceptualización creativa que se enseña en las mejores escuelas de pensamiento no produce creativos preparados para juntar un concepto, una idea, un insight con una aplicación práctica, de base tecnológica, universal, escalable, viralizable y monetizable. Es decir, cosas que nos vuelvan locos, que usemos seis horas al día, que nos hagan decir "¿cómo he podido vivir antes sin esto?" La inspiración hoy está fuera de las agencias tradicionales, incluso de las interactivas tradicionales.

 

La próxima vez, cuando te rías de cómo se entretiene un bebé chupando su pie, un gato con un calcetín, un taxista con un moco, mira alrededor, por la calle y en las reuniones, a personas maduras absortas dentro de la tecnología, guasapeando frente a frente en el mismo vagón de metro. Esas son las personas a las que tienes que enviar un mensaje. Ahora piensa de nuevo cómo lo harías. A lo mejor, decides que eres un tío con suerte, al que le sirve la callada por respuesta, esperando que otro lo haga peor, para ganar su atención.

 

Feliz Navidad y próspero 2012.


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