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Internet de las Cosas: ocio y oportunidad para las marcas

Internet de las Cosas: ocio y oportunidad para las marcas
Jueves, 17 de diciembre 2015

"Tenemos relojes, coches y termostatos inteligentes, así como objetos conectados en hogares y edificios inteligentes construidos en ciudades inteligentes... ¡Al final las únicas que no serán inteligentes serán las personas!", arranca con fuerza el director general de Linkmakers.

Cada vez son más las “cosas” que están conectadas a Internet: es el famoso Internet de las Cosas. Algunas de las implicaciones de este “futuro” para nuestro sector y, en concreto, cómo nos podemos aprovechar de estos nuevos dispositivos, son relativamente  fáciles de predecir, o al menos especular, ya que muchos de estos aparatos o sistemas tienen las mismas características que los objetos “no inteligentes” a los que ya estamos acostumbrados. Por ejemplo, los relojes inteligentes y otros wearables tienen pantallas en las que se puede enviar mensajes publicitarios de forma muy parecida a lo que realizamos actualmente desde otras pantallas o entornos.

Sin embargo, nos encontramos con nuevos objetos en el hogar con pantallas digitales y procesadores más o menos inteligentes que nos permiten, en principio, incorporar soluciones publicitarias o de marketing nuevas, tanto que aún no sabemos cómo poder utilizarlas. Pero tengo la sensación, y por lo que leo es compartida, de que esto puede ser más complicado de lo que esperamos. Por ejemplo, un edificio inteligente normalmente dispondrá de elementos para la gestión de los sistemas internos, como la iluminación, la calefacción y el mantenimiento, que serán de auto-diagnóstico. Pero muchas de estas funcionalidades o sistemas de la IO (lenguaje de programación utilizado en el Internet de las cosas) están automatizadas y, por tanto, son imposibles de utilizar a nivel de marketing y publicidad. Si ascendemos un nivel, hasta las ciudades inteligentes, las limitaciones pueden llegar a ser mucho mayores a pesar del potencial que todos podamos intuir.

Leyendo a Michael Dixon, director del área de ciudades inteligentes de IBM, en relación al potencial publicitario de este nuevo entorno, encontramos que, pese a considerar que la transformación de las ciudades inteligentes se producirá en un tiempo mucho más rápido del que esperamos, debido a la presión por la optimización de los consumos y el rendimientos de los servicios, no está tan clara su adaptación al marketing y publicidad, no tanto por la tecnología, sino por los usuarios y por el entorno. “La tecnología es compleja y difícil, pero no es lo que está ralentizando el progreso… Las organizaciones, la política y la cultura son quienes lo están parando”, afirma Dixon.

Sí, adaptarse es complejo. Pero si de algo podemos sentirnos orgullos los españoles es que, aun empezando más tarde en el entorno digital (y me refiero a los usuarios), siempre nos hemos caracterizado por adaptarnos más rápido y por asumir los cambios en mayor medida que el resto. Como ejemplo un botón: ¡somos el país con mayor penetración de smartphones! Y uno de los primeros en consumo de internet móvil. Por lo que el problema no será si nuestras ciudades serán antes o después inteligentes, sino cuáles serán las consecuencias de este nuevo ecosistema tecnológico y cómo podremos aprovecharlas para nuestros anunciantes.

La principal consecuencia será el incremento del tiempo libre disponible por parte de los ciudadanos: si los vehículos conducen solos en el viaje dispondremos de tiempo libre para realizar otras actividades que no sean conducir. Si el frigorífico realiza la compra por nosotros, más tiempo podremos dedicar a otras actividades… Y el marketing y el éxito de un anunciante en los próximos años radicará en saber cómo llegar y ocupar este tiempo libre de los ciudadanos por las marcas.

Enrique Díaz Palancar, director general de Linkmakers.


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