La consultora Kantar ha dado a conocer los datos de un reciente informe que confirman que la compra de productos de alimentación a través de internet es a día de hoy una constante en claro crecimiento. Se trata de una tendencia que experimentó sus picos más altos a partir del confinamiento provocado por la pandemia de la Covid-19 y que ha logrado mantenerse al alza desde entonces.
Los datos reflejan un evidente cambio de hábito entre los consumidores. No en vano, en la época pre Covid el comercio electrónico no llegaba al 9% de este tipo de compras. El cambio de contexto trajo consigo una aceleración que finalmente cristalizó en un 15%, el punto más alto, durante los últimos tres meses del pasado año. Esto a su vez daría paso a una consolidación media de casi el 14% en los seis primeros meses de 2021.
Las cifras del informe provienen de las gráficas de consumo recogidas de los mercados más importantes del mundo, que ocupan el 30% del total. Los resultados directos concluyen que las empresas con soporte online para la venta de productos de alimentación rozaron el 25% de subida entre los meses de enero a junio de este año. Son números cuyo origen hay que buscarlo, por un lado, en el crecimiento del volumen de usuarios que decidieron sumarse a esta modalidad de compra, y por otro, en el proceso de digitalización que ha asumido la mayoría de los vendedores.
El estudio señala que el gasto en alimentación dentro de los circuitos físicos minoristas se contrajo un 3%, a diferencia del comercio al por mayor, que experimentó un aumento de más del 15%. Está claro que esta diferencia en los mercados encierra un significativo aire de expansión del comercio electrónico, que todavía debe mejorar sus recursos para terminar de hacerse con la confianza de algunos compradores.
La confianza de los clientes, la clave
Es precisamente el hecho de generar confianza en la clientela uno de los aspectos fundamentales que ayudan al usuario a normalizar la compra de alimentación online. Para ello, conviene reforzar todo lo relativo a la ciberseguridad, teniendo en cuenta además que la piratería informática se encuentra actualmente en pleno auge. Un estudio de la aseguradora Hiscox concluye que en el pasado año más del 50% de las empresas nacionales fueron víctimas de la ciberdelincuencia.
Surge así la necesidad de implantar en todos los ecommerces un modelo de protección que salvaguarde la información más sensible de los compradores. Para ello, sirve de referencia el protocolo SSL de 128 bits que vienen usando con tanto éxito las plataformas de juegos de azar, las entidades bancarias o las grandes compañías de comercio online como Amazon. Se trata de una tecnología muy potente que sirve para encriptar los datos personales del usuario, consiguiendo así que estos permanezcan ocultos en todo momento para otras personas.
Los entornos digitales en los que se realizan con frecuencia intercambios de dinero, como pueden ser los mejores casinos online o las entidades bancarias, cuidan mucho este aspecto. No es extraño que a día de hoy sigan siendo la referencia en materia de seguridad para el resto de portales web, ya que han sabido normalizar el uso del protocolo SSL y su eficacia. Su funcionamiento consiste básicamente en el cifrado de la información privada que los compradores introducen en internet en el momento de la compra. Los datos viajan desde el portal hasta el servidor protegidos por una contraseña de 128 bits de tamaño generada por un algoritmo especializado. De este modo, los hackers no pueden acceder ni a números de cuenta ni a claves personales ni vulnerar los pagos con tarjetas de crédito.
Esta tecnología es sin duda el motor que marca la diferencia entre un negocio óptimamente digitalizado y un negocio que se encuentra todavía en fase de desarrollo. En este sentido, como vemos en el informe Kantar, China ocupa el primer puesto dentro del ranking de los estados que lideran la compra online de comida gracias su inversión tecnológica. En concreto, el país asiático vivió un incremento del 29% en los meses de abril, mayo y junio de 2021, llegando así a multiplicar por dos las cifras que obtuvo un par de años antes. En este sentido, en la misma franja de tiempo, el reparto de porcentajes que corresponde a los lugares europeos más destacados quedaría del siguiente modo: Inglaterra pasó del 8% al 14%; Francia, del 6% al 9%; y España del 2% al 5
