Así huele un cuadro del Museo del Prado

Así huele un cuadro del Museo del Prado
Martes, 05 de abril 2022

El Museo Nacional del Prado propone por primera vez una relación olfativa con la pintura gracias al patrocinio tecnológico de Samsung y la colaboración del perfumista Gregorio Sola, quien ha creado 10 fragancias relacionadas con elementos presentes en la obra "El olfato".

"El Olfato" de Jan Brueghel y Rubens protagoniza “La esencia de un cuadro", una exposición olfativa comisariada por Alejandro Vergara, Jefe de Conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del Museo Nacional del Prado, y Gregorio Sola, perfumista senior de Puig. Una exposición innovadora que se podrá disfrutar hasta el próximo 3 de julio en la sala 83 del edificio Villanueva del Museo del Prado.

En esta obra, que evoca el jardín de árboles y plantas singulares que Isabel Clara Eugenia y su marido tenían en Bruselas a principios del siglo XVII, se representan más de 80 especies de plantas y flores, algunos animales relacionados con el olfato, como el perro sabueso o la civeta, y diferentes objetos relacionados con el mundo del perfume, como guantes perfumados, recipientes con sustancias fragantes, un ambientador que se calienta en un lujoso brasero y alambiques para destilar las esencias.

“La esencia de un cuadro. Una exposición olfativa” propone un nuevo acercamiento a las colecciones del Museo del Prado, en esta ocasión a través del sentido del olfato. Para ello, con el patrocinio tecnológico de Samsung y la colaboración especial de la Fundación Academia del Perfume y la tecnología olfativa AirParfum desarrollada por Puig, el perfumista Gregorio Sola ha creado 10 fragancias relacionadas con elementos presentes en la obra "El Olfato", parte de la serie de Los cinco sentidos que Jan Brueghel pintó en 1617 y 1618 y en las que las figuras alegóricas fueron realizadas por su amigo Rubens.

10 fragancias que se podrán oler en la exposición mediante la tecnología "AirParfum"

La tecnología AirParfum, desarrollada por Puig, permite oler hasta 100 fragancias distintas sin saturar el olfato, respetando la identidad y matices de cada perfume. Así, mediante los cuatro difusores en los monitores táctiles de Samsung disponibles en la sala, los visitantes podrán oler los elementos del siglo XVII presentes en el cuadro.

  • Alegoría: se inspira en el ramillete de flores que huele la figura alegórica del olfato, pintada por Rubens. Está compuesto de una combinación de rosa, jazmín y clavel. 
  • Guantes: reproduce el olor de un guante perfumado de ámbar según una fórmula de 1696, que consiste en resinas, bálsamos, maderas, esencias de flores y cuero fino.
  • Higuera: interpreta el olor vegetal, húmedo, verde y refrescante de la sombra de una higuera en un día de verano. 
  • Flor de naranjo: de las flores del naranjo amargo se extrae la esencia de neroli, por destilación al vapor de agua. Los alambiques de la parte izquierda del cuadro se usaban para destilar este tipo de producto.
  • Jazmín: huele diferente por la mañana que por la noche, cuando es más opulento. Como otras plantas que se ven en el cuadro, es una importación procedente de lugares más cálidos.
  • Rosa: el olor de la rosa es fresco, floral, aterciopelado e intenso con facetas verdes y un ligero toque frutal, combinado con notas especiadas y una sutil nota de miel. Jan Brueghel pintó ocho variedades de rosas, entre ellas la centifolia y la damascena, las más utilizadas en perfumería.
  • Lirio: es probablemente la materia prima más cara de la perfumería, con un valor superior al doble del oro debido a su complejo y lento proceso de elaboración. Su absoluto se denomina “iris” y no se obtiene de la propia flor, como en otras plantas, sino de los rizomas, que han de madurar entre cinco y siete años.
  • Narciso: en la época de Jan Brueghel la esencia de narciso se obtenía por destilación. Su fragancia, muy original, es fuerte y embriagadora, con matices frutales de albaricoque y melocotón, combinada con notas de cuero, casi aceituna y un fondo floral pajizo.
  • Civeta: este animal tiene una bolsa entre las patas traseras de la que se extraía una sustancia resinosa, la algalia, usada antiguamente en perfumería. Es un ingrediente poco volátil que se empleaba como fijador vinculándolo a otras fragancias para prolongar su duración en la piel o en un objeto. Su olor es fuerte, a animal, casi a excremento. Los perfumistas del siglo XVII lo enmascaraban vistiéndolo con esencias de flores, maderas, especias y bálsamos.
  • Nardo: el que se empleaba en perfumería cuando se pintó el cuadro procede de México. Debido a su fuerza e intensidad, la esencia del nardo en un perfume realza el carácter de otras notas florales.

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