El mecanismo del algoritmo desarrollado en la Universidad de Tel Aviv logra crear un movimiento ficticio a partir de una imagen estática. Para ello, se utiliza una secuencia de vídeo con movimiento real de otra persona. De esta manera los rostros retratados o fotografiados, actuales o antiguos, cobran vida.
Esta tecnología puede resultar especialmente atractiva para su uso en las redes sociales: bien sea para la creación de avatares de Facebook o GIFs animados para animar nuestras redes sociales.