¿Y ahora qué hacemos con la "Fake IA"?

¿Y ahora qué hacemos con la 'Fake IA'?
Miércoles, 06 de marzo 2024

Noticias, desnudos, identidades y vídeos falsos son solo algunos de los usos maliciosos que cualquiera puede hacer con las herramientas de inteligencia artificial.

El desarrollo de aplicaciones basadas en los avances de la IA está sacudiendo a la sociedad como un torbellino. Casi todos se han animado a usar herramientas de texto, imagen, video, edición, traducción… basadas en IA. Sin embargo, a la misma velocidad estamos siendo testigos de los peligros de la falta de control y seguimiento en ese desarrollo, un temor que ha estado desde el mismo inicio del interés humano por crear nuevas formas de inteligencia, como pasó con las máquinas y los robots.

Ya en 1942 Asimov planteaba las tres leyes de la robótica: Primera: Un robot no hará daño a un ser humano, ni por inacción permitirá que un ser humano sufra daño. Segunda: Un robot debe cumplir las órdenes dadas por los seres humanos, a excepción de aquellas que entren en conflicto con la primera ley. Tercera: Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la primera o con la segunda ley.

Algo así debería diseñarse en torno a la Inteligencia Artificial, como han demostrado las más recientes polémicas surgidas en torno a la generación de falsos desnudos, falsos audios, falsos videos, mediante aplicaciones de inteligencia artificial (IA), planteando cuestionamientos éticos y de privacidad. Europa ya ha avanzado en la regulación de esta tecnología, pero esto es un problema en el que deberían involucrarse todos los gobiernos y también las grandes tecnológicas, ya que la regulación de la inteligencia artificial se vuelve imperativa para proteger los derechos individuales y preservar la confianza en la era digital. Es necesario establecer límites claros sobre el uso de la IA en contextos sensibles, garantizando la transparencia en la creación y distribución de contenido generado artificialmente. Además, se debe fomentar la responsabilidad de los desarrolladores y la aplicación de sanciones en casos de abuso. La IA seguirá formando parte de nuestras vidas, nos toca garantizar que sea de forma segura.


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