"Hace mucho que las redes sociales cayeron en el “todo vale” con tal de facturar, y permiten todo tipo de insultos, descalificaciones, racismos, sexismos, falsedades, conspiraciones e intoxicaciones", nos cuenta Fernando Montañés Periodista y profesor de publicidad en la Universidad Autónoma de Madrid y la Universidad Nebrija. "Europa sufre el Brexit y Estados Unidos a Donald Trump en gran medida gracias a dos campañas superplanificadas y manipuladoras, con Marc Zuckerberg emulando a Pilatos y lavándose las manos mientras seguía haciendo caja. Solo ahora, cuando le tocan seriamente el bolsillo y muchos grandes anunciantes han dicho basta presionados por los consumidores, quizá cambien un poco las cosas. No se trata tanto de censura como de control y responsabilidad. En nombre de la libertad de expresión no vale todo, pues no es lo mismo opinar que insultar, ni discrepar que incitar al odio. Por naturaleza, las redes sociales no pueden tener una línea editorial definida ni responsabilizarse de todos sus contenidos, pero debemos exigir un mínimo control y responsabilidad sobre los excesos y abusos que se cometen a través de ellas. Los más de 60.000 euros anuales que ingresa Facebook por publicidad seguro que dejan margen para controlar que no sean absolutamente tóxicas para la sociedad. Claro que, si recordamos que Facebook nació para que Zuckerberg y sus amigotes puntuasen el físico de sus compañeras de universidad, temo que no podemos tener muchas esperanzas".
