Dicen que la media es de 94 minutos al día frente al contenido audiovisual que ofrecen muchas Redes Sociales. Teniendo en cuenta las responsabilidades y horarios que tenemos cada uno, muchos dedican el tiempo libre a pasar aún más tiempo frente a la pantalla de cualquier dispositivo móvil.
Hasta hace poco, no había legislación que pudiera poner freno a TikTok (o Instagram, por nombrar una similar) y a sus efectos adictivos en los usuarios. Pero Bruselas ha decidido poner cartas en el asunto y velar, como es lógico, por el público más joven enganchado a esta Red Social. El próximo 2 de mayo se espera que esté en el mercado TikTok Lite y, para entonces, España y Francia exigen que se den pruebas convincentes de seguridad.
Los riesgos que se están dando y que se pueden dar en un futuro próximo amenazan lo más sagrado que tenemos: la infancia y la juventud. La toxicidad que se está dando en esta población es grande ya que no hay mecanismos que certifiquen que efectivamente el pequeño usuario cumpla con la edad mínima para hacerse una cuenta, por ejemplo. La salud mental lleva en juego mucho tiempo en bastantes ámbitos de la vida, pero, si tenemos en cuenta la vulnerabilidad de los más pequeños, una buena sanción económica podría mitigar los daños a futuro. Pero no es suficiente, insisto. “Pagar” una cuota no arregla una triste realidad zombie.
Aunque haya padres pongan “horarios” para que sus hijos vean lo que ven sus compañeros de clase y así no sentirse discriminados y que forman parte de un grupo; no debiera ser esta la única razón para sentirse aceptado… Pero bueno, cosas que les pasan a los nativos digitales.
En el caso de que Bruselas cumpla con su promesa, TikTok Lite podría ser cancelada por un periodo de 60 días, de manera inicial y renovable. Pero eso no cambiaría, ni de lejos, el panorama que hay actualmente respecto a uso y abuso de las Redes Sociales. Dar un golpe en la mesa con la legislación en mano podría arreglar las cosas. Algunas. Ojalá que todas.
