Para expertos en desarrollo tecnológico -y que frecuentemente venden soluciones vinculadas-, el metaverso es el nuevo giro de Internet. La Web3 (no 3.0, que es otro concepto), lo que significó hace 20 años, la 2.0.
Los medios sociales no son lo que fueron hace diez años. La visibilidad es más cara. Plataformas como Facebook dan señales de estancamiento. Y lo último: la desaparición de las cookies, y nuevas regulaciones en materia de datos. También suenan a oportunidad en la que hay pocos players. Más allá de definirlos como 3D, son sociales, pero no se parecen a las redes sociales: No hay muros para compartir fotos, texto y likes (otra cosa son sus chats y funciones complementarias). Los códigos comunicativos son tremendamente distintos. La medición, también.
Es un páramo sin manuales. Por ahora hay la sensación de que hay llegar antes que se llene, a base de lo que de momento parece funcionar: conciertos, desfiles, crear escenas en parcelas propias, vender NFTs... Pero se abren nuevas preguntas: ¿acabará estando ‘todo el mundo’? ¿Es todo generación Z o hay más diversidad de lo que aparenta? Códigos nuevos, públicos nuevos... Todo se encaja en un cambio de ambientes de la comunicación. Vivimos en una década crítica y hay tensiones sobre la privacidad, no solo en el ámbito regulatorio. Hay fenómenos que tratamos como tendencias aisladas pero merece la pena examinarlos con una mirada estratégica, innovadora y sostenible. Cuando pase el ‘hype’... ¿Qué nos quedará?
